¿El tiempo se detuvo?


Córdoba, lunes 13 de abril de 2020
(Día 29 de cuarentena)

   Antes de comenzar a relatar mi día a día de esta cuarentena, voy a contarles cómo llegamos a esto en unas pocas oraciones.
   Era 31 de diciembre de 2019, 00.00 hora, todos brindando por un hermoso 2020. Era impresionante, por todos lados decían que sería el mejor año, desde las noticias hasta en los horóscopos. Sin embargo, en ese momento, no sabíamos que en China estaba comenzando a propagarse un virus desconocido para la humanidad, que culminaría en una PANDEMIA.
   “El COVID-19” comenzó a provocar un desorden en el mundo, imposible de manejarse. La acción más efectiva que se les ocurrió fue establecer un aislamiento social obligatorio, en el que estamos hasta el momento y por varios meses más por lo que se ve.
   Todo esto es nuevo para cada uno, y nos lleva a encontrarnos en situaciones diferentes. En mi caso, estoy en casa viviendo con cinco personas sin poder salir a ningún lado. No es fácil, es demasiado para mi gusto, justamente esta mañana pegamos una hoja en la heladera, anunciando quién cocina y quién los lava platos al mediodía o a la noche. Esto se volvió rutinario y aburrido, todos los días veo y hago lo mismo prácticamente.
   Hoy me desperté temprano, hice ejercicio. Es el único momento del día que es solo mío. Lo hago por una cuestión de mantenerme activa, aprovechar el tiempo y no hacer de mi cuarentena unas vacaciones en las que me despierto a las once de la mañana.
   Todo este aislamiento significó un excesivo uso de la tecnología, videollamadas, computadora, celular, el aula virtual (es la página que más visité en este mes), miles de aplicaciones nuevas y muchas cosas más (voy a necesitar ir al oculista cuando esto termine). La verdad no quiero eso para este tiempo, estuve buscando algún libro en casa pero, o ya lo leí o no me gusta lo que encuentro, sigo en la búsqueda.
   Hoy por ejemplo tuve tres videollamadas, comenzando a la mañana con Administración, con la cual terminé conectándome más tarde y consumiendo todos los datos del celular, gracias a que se me cortó la luz. No entendí mucho de la clase, es complicado aprender así, lo que sí pude advertir fue ver a toda la promo 2020 tras una pantalla, en vez de estar en el aula, en los recreos escuchando música, saliendo a bailar, tener nuestras tan esperadas despedidas.
   La segunda fue de la academia de inglés a las 18.30 horas, este año por motivos de horarios tuve que cambiar de instituto, y justo me viene a pasar que la primera clase era el 16 de marzo, día que se declaró que entrábamos en cuarentena. Así que solo conozco a mis compañeras nuevas por pantalla, es medio incómodo, en especial lo fue la primera semana, ahora ya estoy mejor.
   Y la última videollamada fue danza jazz, 20.15hs. Sinceramente nunca imaginé tener clases en una mini pantalla y menos bailar cuatro veces a la semana en un living rodeada de muebles, ya me golpeé varias veces con ellos. Lo que me preocupa bastante es que este año me debería recibir de profe de Jazz, y siento que no estoy cumpliendo al cien por ciento, al no tener alguien que me corrija o me sugiera personalmente, y ni hablar de no poder bailar en un gran salón. Precisamente, otro de mis medios para escapar de mis problemas es ir a la academia, así que podría decir que en esta rutina se me acumulan cosas que no logro bailar (liberar).
   A todo esto pienso qué sería de mí en este momento y cómo cambiará mi vida a partir de acá. No me lo esperaba, creo que nadie. Puedo decir que la Madre Tierra es la única que agradece esto. 
   Muchas veces pienso si el tiempo se detuvo para mí, o si estoy dentro de las películas de pandemias y apocalipsis que tanto me gustan ver. Pero no, ésta es la realidad, el tiempo transcurre y parece detenido a la vez.


(María, 6to A)

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