Soy una persona que ama la rutina, o al menos tener la organización de los días bajo control. En mi anterior cotidianidad no tenía tiempos libres. Era ir de mi casa al cole, del cole al trabajo (4 días de la semana, con extenso horario), y algunos días ir de noche al gimnasio con mi mejor amigo a las clases de defensa personal. El resto del tiempo lo dedicaba a encargos de productos veganos que vendía, al colegio y a estudios. No solía tener tiempo para aburrirme o reflexionar sobre cosas. Pero ojo, no me desagradan la situación, ya que eso solía llevarme a pensamientos que intentaba evitar.
El cambio brusco de horarios por la cuarentena al principio me desestabilizó. Pero para ocupar todo el tiempo libre, pude organizarme y proponerme actividades diarias para distraerme. Una de ellas, mi favorita, es la rutina de lectura en conjunto que hago con Tizi. Me está gustando mucho.
Antes de comenzar me preparo. Bato mi taza de café bien caliente y hago espacio en mi escritorio. Pongo en el parlante de mi habitación alguna de mis playlist de lectura y me sumerjo tanto que la hora se me pasa volando.
Hoy sin embargo, hubo algo diferente.
En la mañana estaba escuchando música. Sonaba "Equidad" de Connie Isla cuando una frase de su canción me dejó cautivada: "Por más que la verdad genera incomodidad, cada día sigue ahí y cada vez es más real". Sentía que esa frase era para mi, que la tenía que guardar, así que agarre un papelito celeste que tenia en mi escritorio y la anoté. Después pasó y el día y el papel había quedado olvidado.
No me había dado cuenta hasta ahora de la importancia de la frase. Significativa. Tan cierta y fría. Dura.
A veces siento que hay una especie de fuerza que constantemente nos pone ante diversas situaciones, que se dan por una razón. También creo en que tratan de mandarnos señales. Señales como prestarle atención a aquel fragmento de canción, anotarlo y terminar por usarlo de señalador de mi libro. Cada uno de estos detalles y la suma de los mensajes que me transmitió la lectura de hoy, me dejaron algo.
Hoy fue mi tercer día de lectura y se desbordan las lágrimas que me causaron el haber terminado de leer "Love letters to the dead" de Ava Dellaria. Al comienzo de la lectura parecía otro libro más de los típicos clichés para jóvenes. Pero pasó por muchas verdades crudas de la realidad. Verdades que afrontamos las mujeres, verdades que afrontan todas las personas, verdades que afrontan jóvenes y adolescentes, verdades que sufren las familias. Tocó en varias ocasiones un rinconcito de mi pecho que se tensaba y se apretaba leyendo, llorando, a veces identificándose y comprendiendo muchas cosas. Hacia mucho tiempo que no me emocionaba tanto con un libro, y hasta ahora esta rutina de lectura es la mejor idea que pude implementar para abandonar diariamente este mundo y esta realidad, que a veces me vuelven loca.
(ENDMU)
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